jueves, 15 de julio de 2010

Enterrado en sueños

Hell by ~graph93







En noches oscuras recurrí a los sueños.
Por entramadas calles vagué en el mundo onírico,
entre multitudes sin rostro
la soledad hizo mella
a pesar de estar rodeado de gente.
Edificios borrosos y voces apagadas.
Sensaciones que se difuminan.

Y entre emociones que se evaporan
la vi,allá a lo lejos,
en los límites del sueño y la vigilia
con su pelo al viento como alas de mariposa.
La vi, volvíendose poco a poco envuelta en luz
mientras mis ojos se abrían al mundo real.

Cada noche volvía a verla
al final de aquella calle nebilosa e irreal.
Siempre tan lejana, tan ausente, tan efímera...
maldije los momentos en que mi cuerpo despertaba
y su esencia desaparecía.
Sumí mi habitación en la penumbra
y mis horas insomnes pasaban lentas y pesadas
hasta que volvía a dormir,
sólo entonces podía disfrutar del dulce sosiego de su visión.

Cada vez pasaba más tiempo dormido.
Mi cuerpo ahora famélico era incapaz de sostenerme erguido,
abatido por el hambre y los somníferos.
Mas mi cuerpo poco me importaba
ya que mis ansias de ver a aquella mujer
superaban al dolor de mis entrañas consumiéndose.

Pero aquella tortura consciente tenía su recompensa,
cada vez que soñaba la encontraba más cerca,
casi podía alargar el brazo y tocar su suave pelo
que ondeaba como atrapado por invisibles ondas.

Una noche, cansado de la frustración que me suponía
no poder ni tan siquiera rozar a tan hermosa fantasía,
tomé más sonmíferos de los que acostumbraba
con la esperanza de dar a mi subconsciente
más tiempo para alcanzarla y hablarle.
Así dormí, inmerso en discursos internos y ficticios,
y así,como todas las noches,
recorrí la misma calle vaporosa,
sintiendo el cuerpo liviano y los pies como lastre.
Extendí el brazo, 
a punto de atrapar un serpenteante mechón de su pelo,
cuando ella se giró y vi su cara,
radiante y cegadoramente dolorosa.
Todo en aquel rostro era pura luz
que me cegaba y abrumaba
como la visión de un dios.

Y entonces fui consciente...
de los somníferos,
de mi cuerpo marchito,
y de la oscuridad enferma y podrida
que poco a poco se inyectaba tras la mujer.
Súbitamente, ella abrió los brazos y me atrapó en ellos,
como tenazas de acero me aprisionaban
ahogando mi aliento y mi espíritu.
Bajo mis pies se abrió el Abismo,
y en él vi multitud de almas retorciédose agónicas.
De pronto entendí...
mis ansias de sueños
me llevaron a uno del que no podía despertar.
Cometí pecado mortal sin saberlo
y aquél era el castigo,
enterrado eternamente
bajo mis propios sueños...

1 comentario:

  1. Genial! no creo tener suficiente facilidad de palabra para decir cuanto me gusta, pero dire que me gusta mucho!

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